Con consignas llenas de ardor y conciencia a lo largo y ancho del país, retumbaron las voces:
¡A las Calles a Tumbar al gobierno neoliberal!, ¡Santos y Uribe la misma vaina son, ambos privatizan y venden la nación!
Desde las primeras horas del día señalado, el 17 de marzo y convocados por el Comando Nacional Unitario de Paro Nacional, conformado por las Centrales Obreras: CUT, CGT, CTC, Trabajadores petroleros, estatales, de la rama judicial, salud, sindicatos independientes, vendedores ambulantes, FECODE y organizaciones sociales y populares, Pensionados, asociaciones agrarias, indígenas, estudiantes de las universidades públicas, el SENA, los hospitales, los Taxistas, organizaciones políticas comprometidas con el cambio social, entre otros, como hace décadas no se congregaban, marcharon por la mayoría de ciudades del país, desde los pueblos más apartados a las capitales de departamento, para pronunciarse contra las políticas del Estado representado en el Gobierno oligárquico de Juan Manuel Santos, sucesor de las políticas neoliberales que desde los gobiernos de 1991 de Cesar Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe, han venido desarrollando manejos privatizadores del sector estatal, el espacio público, ahogamiento de recursos a los hospitales y a la salud; recortes y privatización de la educación, los servicios públicos; carestía de la vida, quiebra de la producción y de los productores nacionales, políticas todas en contra del bienestar de los colombianos.
Marcha en Cali este 17 de marzo. Foto Publímetro
El Paro Nacional, impulsado luego que las centrales obreras, habiendo hecho eco de los cantos de sirena de sectores influenciados por la política burguesa, convocaron a votar por Santos en las pasadas elecciones presidenciales para su segundo mandato, el menos malo de los candidatos según los conciliadores de clase, por temor a otro mandato de Uribe a través del candidato Zuluaga, hoy cuasi prófugo de la justicia, terminaron en la práctica arrastrados por las circunstancias por reconocer que ni Santos ha cumplido ni cumplirá con sus promesas y que su política, es la política del gran capital y de los intereses extranjeros de las multinacionales y el imperialismo en el país. Ésta que ha sido una política equivocada, que no educa a nuestro pueblo por alcanzar su verdadera redención, y que se ha reeditado sucesivamente, ante el atraso, no solo de las fuerzas productivas, sino de la conciencia de las masas y de sus dirigentes, hoy ante el impulso de clase y la sabiduría de las masas de obreros, campesinos, estudiantes y en general de los trabajadores, retoman en las calles y en la lucha la defensa de lo público y el rechazo al modelo neoliberal impuesto. No obstante, la clase obrera y los sectores más avanzados del proletariado, saben que en medio de la lucha de clases, saldrá a flote aprendiendo del pasado y del presente, la luz de una política correcta que a futuro aglutine a toda la población a través de un programa y unos principios, derrotando las parroquias y los intereses grupales para acabar en un futuro, ojalá no muy lejano con la explotación y la dependencia, liberar al país del imperialismo e impulsar el verdadero socialismo derrotando el Estado de los opresores y construyendo un Estado de obreros, campesinos, estudiantes y todo el pueblo.
Como detonante de la ira popular, están no solo las promesas incumplidas, el pírrico aumento salarial a los trabajadores, mientras los dignatarios del congreso y representantes, a más de bolsillos rotos con el descalfo al erario público han venido en millones subiendo sus altos sueldos, mientras las masas cada vez más, se pauperizan y miles de niños en todo el país mueren de hambre, desde la Guajira al Chocó, la Costa al Vaupés, Guanía, Casanare y los grandes centros y ciudades de nuestra patria. Los índices más altos de persecución y asesinato de más de 2800 líderes populares reconocidos por el informe reciente de las Naciones Unidas confirman la dictadura de la oligarquía y el gran capital sobre Colombia y su catadura antidemocrática, como ha sido su naturaleza desde siempre.
Con consignas llenas de ardor y conciencia a lo largo y ancho del país, retumbaron las voces ¡A las Calles a Tumbar al gobierno neoliberal!, ¡Santos y Uribe la misma vaina son, ambos privatizan y venden la nación!
En enero, los sectores populares expresados en las organizaciones obreras, estatales y sociales, ya habían expresado el descontento contra las medias gubernamentales disparando las cifras desfavorables del gobierno Santos en un 73 a un 80%.
Como ha sido su característica del gobierno Santos, igual que los anteriores, y más aún en el Gobierno de Peñaloza en la capital, con tanquetas dispersaron totalmente a los manifestantes en la Plaza de Bolivar. El ESMAD arremetió contra los trabajadores y pacíficos manifestantes que ante la agresión oficial respondieron lanzando objetos contra los escuadrones antidisturbios del régimen. Los actos de protesta estaban programados hasta las cinco de la tarde, fueron cancelados ante la arremetida represiva del Estado. La detención de más de quince manifestantes y una ola de terror rodeo las proximidades de la Plaza. Es de anotar que en Bogotá hubo 15 concentraciones y ocho marchas que colmaron la Plaza de Bolivar.
El Colapsó de la política neoliberal de privatización y de sometimiento del país a la extracción de recursos naturales y al gran capital imperialista es un hecho ineludible, la crisis que está latente y se avecina con más y más impuestos, desbordara los causes de quienes piensan que solo la conciliación de clases logrará solucionar los problemas inmediatos del país. La crisis es estructural y obedece no solo al modelo sino a las características de un Estado construido para oprimir, lo que implicará sin lugar a dudas su destrucción y la construcción de un Estado de obreros, campesinos y todo el pueblo.
Como ha sido su característica del gobierno Santos, igual que los anteriores, y más aún en el Gobierno de Peñaloza en la capital, con tanquetas dispersaron totalmente a los manifestantes en la Plaza de Bolivar. El ESMAD arremetió contra los trabajadores y pacíficos manifestantes que ante la agresión oficial respondieron lanzando objetos contra los escuadrones antidisturbios del régimen. Los actos de protesta estaban programados hasta las cinco de la tarde, fueron cancelados ante la arremetida represiva del Estado. La detención de más de quince manifestantes y una ola de terror rodeo las proximidades de la Plaza. Es de anotar que en Bogotá hubo 15 concentraciones y ocho marchas que colmaron la Plaza de Bolivar.
Foto el Tiempo
Guillermo Molina Miranda
Especial para Emancipación Obrera y Opinión Pública
Asocomunicadores de Colombia
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